Un blog que me permite liberarme de los pensamientos que recorren mi cabeza.

miércoles, 30 de diciembre de 2020

El camino de la muerte

 Y la gente que más va a sufrir son los pobres y la gente que más va a morir son los que menos recursos poseen.

No solo es Lima, al principio se observaba el crecimiento abismal de la capital; pero ahora el virus se mudó a las provincias, lugares con los presidentes regionales, alcaldes o regidores más corruptos del país que desaparecen el presupuesto designado en un abrir y cerrar de ojos. Esta tradición que permitió enraizar y entrelazar el país con las más crueles espinas de la corrupción hoy da sus frutos, frutos amargos, frutos muertos, frutos envenenados que nos hacen preguntar: dónde está el hospital que nos prometieron, en dónde se encuentran los profesionales aptos para afrontar estas circunstancias, en qué se invirtió nuestros impuestos. 

La gente sale no porque quiere salir, sale por algo de dinero. Ya se le perdió el miedo al virus y renació el miedo a la hambruna y este miedo nos hace olvidar y conformarnos con el famoso: tal vez no sea tan malo o quizá mato a otras personas dado que se encontraban en una situación de riesgo.

(Fuente: David Vaxelman)

Qué se puede hacer si ni siquiera el bono les alcanzo o, en el peor de los casos, ni les llegó; el pobre no es pobre porque quiere, el pobre es pobre porque no se le brindaron las mismas oportunidades de alguien privilegiado, no obtuvo la misma educación, no obtuvo el mismo ambiente acomodado o simplemente se le cerraron las puertas.

Puertas cerradas por la corrupción que se comió la comida de ellos y no les permitió crecer como los otros. Ahora ellos, los pobres, o los de provincia van a sufrir por un sistema corrupto que se lleva sus vidas a cambio de unos millones que nuestros gobernadores guardaron en sus bolsillos.

Solo nos queda volver al lugar que habíamos dejado en lo profundo de nuestras memorias, la fe, solo nos queda rezar y desear que esto acabe o que vuelve a la normal anormalidad en que nos encontrábamos, no podemos hacer más, no poseemos investigadores científicos que puedan hallar la cura, no nos encontramos en la capacidad de quedarnos en casa y esperar un plato de comida, menos esperar que nos salven en los hospitales, ahí ya colapsaron las camas y está en extinción el oxígeno.

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¿Quién soy? Tal vez ni soy lo que describo, porque en un transcurso de tiempo ya no seré yo, seré mi yo en potencia, pero nunca en acto. Curso el IV ciclo de la carrera de Comunicación social (UNMSM). Mujer migrante y feminista. Nací en Huancayo y dejé la tierra que me vio nacer en el 2018 por motivos educativos. Soy coordinadora de género en la organización juvenil Crear Perú, voluntaria en el JNE y promotora de los Derechos sexuales y reproductivos en INPPARES. Me encanta escuchar música, pero tengo una preferencia en la elaboración de proyectos sociales enfocados en la igualdad política de las mujeres y en la disminución de la violencia contra la mujer. Asimismo, estoy interesada en los DDHH. Ahora estoy en el proyecto Búscalas de Amnistía Internacional que se centra en vigilar los mecanismos elaborados desde el Estado para las mujeres desaparecidas.